lunes, 10 de marzo de 2014

12 años de esclavitud (2013)

Título: 12 años de esclavitud (12 years a slave)
Año: 2013
Director: Steve McQueen
Género: Drama, basado en hechos reales, histórico
Reparto:  Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Lupita Nyong'o, Paul Dano, Paul Giamatti, Brad Pitt

Solomon Northup es un violinista negro y libre que vive en Nueva York con su familia. Tras aceptar un trabajo para un espectáculo circense, comparte unas copas con los que le han contratado. Al día siguiente despierta encadenado a una pared y es vendido como esclavo. Solomon sufre todo tipo de abusos e injusticias y termina trabajando para Epps, el brutal dueño de una plantación de algodón. Se debatirá entre rebelarse o esperar pacientemente una oportunidad para escapar junto a su mujer e hijos. Basada en un hecho real (1850).

No puedo evitar comenzar esta crítica sin extraer un breve fragmento animado del documental Bowling for Columbine, de Michael Moore. Una breve historia de los Estados Unidos: 




Aunque, en cierta medida, sería injusto no mencionar que el racismo y la esclavitud no son exclusivos de los Estados Unidos -como ya vimos en la crítica de Caché-. Todo gran imperio se ha construido en base a grandes desigualdades, y el racismo y la xenofobia siempre ha tenido un hueco especial en cada uno de estos casos. En 12 años de esclavitud le toca el repaso a EEUU. Queda patente en una inteligente panorámica -en el minuto 16:05, desde el tugurio donde Solomon pide auxilio, en los suburbios de Washington, hasta el Capitolio- que el país ha sido construido y se ha enriquecido gracias a la mano de obra esclava. Estos son los sucios cimientos de la que hoy en día es la potencia mundial por antonomasia. La Iglesia tampoco escapa indemne de este fiel retrato de la sociedad, donde aparece como instrumento ideológico de estos caciques, que esgrimen con una mano la Biblia y con la otra el látigo y se benefician de la doble moral, para permanecer limpios de pecado sin renunciar a los beneficios producidos por el sufrimiento ajeno.

La breve filmografía del británico Steve McQueen le ha situado ya entre uno de los directores contemporáneos más influyentes. 12 años de esclavitud es sin duda una buena película pero, si la comparamos -y las comparaciones siempre son odiosas- con las increíbles Shame y Hunger, pasa de ser una buena película a convertirse en una película insuficiente para lo que el genio McQueen es capaz de realizar. Shame, por ejemplo, está plagada de simbolismos y explota el código para llevarnos toda una amalgama de posibles interpretaciones a la pantalla por medio del color, el encuadre y los movimientos dentro del plano -por no hablar de la complejidad psicológica y de las propias acciones de los personajes-.
En el caso de 12 años de esclavitud, el mérito es más para Solomon Northup que para Steve McQueen, que deja a un lado su condición de cine de autor para convertirse en un pelele de la industria de Hollywood. Un pelele que ha conseguido el Oscar a la mejor película, guión y actriz secundaria. La esclavitud es un tema complicado, y quizás haya sido esto lo que finalmente haya hecho de 12 años de esclavitud una película meramente correcta, sin más. También es comprensible y legítimo que McQueen haya decidido dejar simbolismos y lenguajes crípticos a un lado para abordar el tema de un modo académico, directo y sin contemplaciones. Quentin Tarantino nos ofrece con Django desencadenado una película que trata sobre la esclavitud y el racismo sin dejar a un lado su sello característico y personal, y no por ello es una película menos válida o injusta en su planteamiento.

Steve McQueen no duda en mostrarnos el lado más salvaje y descarnado de la historia de Solomon. El plano en el que queda colgado del árbol se extiende en el tiempo y nos invita a reflexionar sobre cuál es la diferencia entre un negro en el siglo XIX en EEUU y un perro. Chiwetel Ejiofor, Paul Dano, Lupita Nyong’o y, en especial, Michael Fassbender ofrecen unas interpretaciones brillantes. Disfruté con el brevísimo papel de Paul Giamatti como vendedor de esclavos. La aparición de Brad Pitt como héroe salvador me deja frío, sin embargo. La resolución del conflicto me parece poco natural y metida a presión, y la sobreactuación de Pitt echa abajo el clima de la película en cuestión de poco tiempo. La música me gusta a ratos, no simpatizo con el uso de ese “gruñido” que parece más bien la alarma de un reactor nuclear y que aparece en los momentos de tensión.


En resumen: una película bien realizada y correcta de acuerdo con el tema, que consigue entretener y ejerce una fuerte y necesaria labor crítica, pero demasiado académica e insulsa para ser de Steve McQueen. 


"I don't want to survive. I want to live." 
Solomon Northup


4 comentarios:

  1. Llevo rondando por los alrededores de Shame mucho tiempo, sin decidirme a verla. Como soy un inculto y un "desmemoriao" no sabía que McQueen tenía una peli previa, Hunger. Y esta, pues, como que no me llama mucho.
    Una cosa si que me gusta y es esta obsesión tan estadounidense de analizar su historia, toda su historia. Aquí nos quedamos como cobardes que somos con la ocultación y el calla que lo que no se dice no existe.

    En fin, que a ver si me decido a ver Shame de una vez.

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    1. Analizar la historia es un ejercicio necesario e inteligente. En nuestro amado país no sólo se evita, sino que en función de los que están arriba cambian el programa de estudios y el enfoque según conveniencia. Es preocupante, como mínimo.

      ¡Espero que me cuentes qué tal la experiencia con Shame!

      Un abrazo, Víctor.

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  2. Totalmente de acuerdo contigo. Cuando se estrenó Shame el shock que recibí fue tan grande, me gustó tanto que quise saber quién era el director y me encontré con Hunger, una obra maestra. Es cierto que 12 años de esclavitud es buena, pero es la peor de McQueen.
    Muy buena crítica!
    Un saludo

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    1. Lo dicho: es una película correcta e incluso conmovedora, pero muy flojilla. Esperemos ver más obras tirando a Shame o a Hunger por parte de McQueen.

      ¡Un saludo y muchas gracias!

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