Año: 2005
Director: Michael Haneke
Género: Intriga, drama | Drama psicológico
Reparto: Juliette Binoche, Daniel Auteuil, Maurice Bénichou
Georges Laurent ve amenazada la tranquilidad de su familia parisina y bien acomodada. Recibe unas cintas de vídeo anónimas que contienen filmaciones de la fachada de su casa y vienen acompañadas de extraños dibujos. La policía se niega a ayudar y tendrá que resolver el misterio por sí mismo. Poco a poco, la macabra situación hará que Georges tenga que preguntarse por su pasado.
Si leen la sinopsis y piensan que la película es un
sucedáneo de Scream, están ustedes
equivocados. Desde el minuto uno nos estampan en la cara el sello de autor de
Haneke, y eso se agradece. Sabes que vas a estar dos horas delante de la
pantalla y que, sea cual sea el resultado, algo se va a estremecer dentro de ti
en el sentido más profundo de la palabra. Lo que el director ya trabajó en Benny’s video o en Funny Games aparece desarrollado en Caché y dotado de una dimensión
crítica y política.
En Caché todo está
íntimamente conectado. Desde el principio tengo claro que lo que Haneke quiere
mostrar con evidencias es sólo la punta del iceberg. El misterio de las cintas
anónimas ni siquiera nos es completamente revelado. La película parte de esa
premisa para luego tirarla a la basura, como diciéndonos: “¿Creéis que vais a ver una película sobre una familia de clase media atormentada
a manos de un psicópata? Pues ya veremos quiénes son los malos aquí.”
Georges descubre -o, mejor dicho, intuye- pronto a qué se
debe el acoso al que su familia se ve sometida. Todo conecta con un hecho de su
temprana infancia: celoso, a los seis años, mintió para expulsar de su casa a un
niño argelino -huérfano como consecuencia de la masacre de París del 17 de
octubre de 1961- adoptado por sus padres. Incluso antes de que el protagonista
explique esto a su mujer ya nos queda claro en la escena del enfrentamiento de
Georges con el chico negro de la bicicleta cuál es el verdadero trasfondo del argumento.
Enfrentamiento en el que, por cierto, interviene el personaje de la mujer,
interpretado por Juliette Binoche, dando la razón a ambos.
Que en Europa hay -y ha habido- un creciente clima de
rechazo a los extranjeros no es ningún secreto. Y Francia, cuna de la
Ilustración y la Modernidad, no es la excepción. La película nos recuerda la
violenta represión -entre 70 y 200 muertos- por parte del Régimen de Vichy de
una pacífica manifestación de argelinos en París durante la guerra de la
Independencia de Argelia. Esto, que forma parte del pasado, tiene sus evidentes
consecuencias en la convivencia de hoy, y Haneke convierte el hogar de la
familia protagonista en una metáfora del París contemporáneo. Nos muestra cómo
sus miembros lidian con la culpa que arrastra el hombre blanco. ¿Quién es la
víctima en esta historia? No queda claro. Pero Haneke no se contenta con ofrecernos
una historia macabra con un trasfondo crítico y político. Lo más interesante de
la película no es eso, y ya dije que lo que se muestra a priori es sólo la
punta del iceberg. Michael Haneke le da una patada a los convencionalismos en
el cine y se propone a sí mismo como el extraño anónimo que envía las cintas.
Ya en Funny Games juega con la
metaficción cuando uno de los secuestradores rebobina la película para salvar a
su malvado compañero de un disparo mortal. La diferencia es que en Caché no
existe -evidentemente- el personaje de
Haneke; hay que intuirlo. ¿Por qué no son capaces los personajes de ver la
cámara aunque pasan frente a ella en varias ocasiones? ¿Qué ocurre en el minuto
11:47, cuando la misma cámara que graba el programa de televisión sigue al
personaje cuando sale del plató? Son algunas de las evidencias que nos invitan
a reflexionar sobre quién es el autor de los vídeos, aunque conforme avanza la trama esto pasa a tener menos importancia. ¿Somos nosotros los que grabamos las cintas con nuestra mirada? ¿No es el plano final otro fragmento de vídeo en el que se nos muestra la conciliación de las nuevas generaciones? Las posibilidades son infinitas e invitan a que repitamos la experiencia y saquemos nuestras conclusiones.
Caché cuenta con
unas actuaciones inmejorables. Juliette Binoche, Daniel Auteuil y Maurice
Bénichou llenan la pantalla sin caer en ningún momento en la sobreactuación o
el melodrama, y el montaje de Michael Hudecek y Nadine Muse es conciso y muy
dinámico, admirable. He estado dos horas seguidas delante de la pantalla sin
desviar la atención en ningún momento.
Tenemos aquí un buen ejemplo de cómo el cine nos puede
invitar a reflexionar y darnos una
visión crítica y comprometida sin dejar de lado el espectáculo y la innovación. Caché es cine de autor con todas las
letras. Muy recomendable.
Pues la verdad es que está muy bien escrito en mi opinión. El cine poco conocido es de difícil acceso, pienso yo y siempre está bien tener alguna referencia a películas interesantes, con miga y que se salgan de lo habitual. Creo que será interesante pasar por aquí con cierta frecuencia.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te guste. De momento esto va siendo una toma de contacto. Aún tengo que familiarizarme con el formato de la crítica y darle un toque más personal. Espero que salga algo bueno de aquí, y siempre estoy abierto a debates. ¡Un saludo, Janos!
EliminarPara mi, la mas espeluznante visión de la realidad que nos ha tocado vivir la encontré en el "Séptimo Continente". Una Oda al miedo que nos atenaza y amordaza hasta dejarnos inmóviles, muertos.
ResponderEliminarPero vamos, me "agri-gusta" absolutamente todo lo que haga Hanake; incluso "El Tiempo de los Lobos" que es para mi gusto la mas floja.